domingo, 10 de marzo de 2013

SOBRE EL TATUAJE

El crecimiento del fenómeno del tatuaje ha sido de magnitudes abismales, así pues, mientras en 1990 se tatuaba una persona, para el año 2008 se estaban tatuando 5, datos que expresan un crecimiento del 500% en la industria del tatuaje. Por otro lado es curioso el gran margen de edades que existe entre la población de personas que deciden marcar sus cuerpos. Las estadísticas indican que la mayor población que se tatúa está entre los 14 y 64 años, es decir no se encuentra focalizado en un selecto grupo de la población sino que logran extenderse transversalmente a través de toda ella.
Es innegable la relación y coexistencia actual que se da entre la cultura de la ciudad y las manifestaciones artísticas de la misma. Para intentar explicar esta situación que se ha estado presentado Omar Rincón propone el término de la  cultura visual, donde “Todo está para ser visto, hasta los cuerpos. Nos encontramos en una cultura en que la imagen se proyecta como protagonista central de la cotidianeidad”.[1] Como lo dicta el adagio popular “una imagen vale más que mil palabras” esto es lo que está sucediendo con los tatuajes están logrando comunicar pensamientos e ideas individuales llevándolos a una puesta en común, la sociedad.

Foto:710 Guns

Intentando explicar la masificación del tatuaje Martín Barbero propone el descentramiento de las fuentes de producción de la cultura, la fragmentación de las comunidades; la sustitución de las formas de vida de la tradición por las generadas por el consumo y la secularización e internacionalización de los mundos simbólicos. Factores que darían cuenta de la transformación y adaptación de la cultura en nuestra sociedad.
Pero realmente ¿Que es la Cultura? Gilberto Giménez, entiende la cultura como “la organización social del sentido, interiorizado de modo relativamente estable por los sujetos en forma de esquemas o de representaciones compartidas, y objetivado en “formas simbólicas”, todo ello en contextos históricamente específicos y socialmente estructurados”.[2] Considerado esto, Giménez señala dos tipos de atributos caracterológicos que debe poseer la cultura: los primeros de pertenencia social, que identifican al individuo en categorías o grupos; y los segundos de índole particularizante, que lo hacen individualmente único.

Foto: 710 Guns

El tratamiento que se le dé al cuerpo seria pues una categoría particular de la cultura humana, porque cada persona decide qué hacer con su organismo. Anthony Giddens, define que los aspectos del cuerpo se relacionan directamente con la identidad: la apariencia, la manera de actuar, la sensualidad, y los regímenes a los que está sujeto el cuerpo. Concepción que ha llegado a puntos en los que “La apariencia se convierte en el elemento fundamental del proyecto reflejo del yo”
Cambiando de tema, es importante  considerar el carácter  irreversible del tatuaje, pues como lo explica  Rossana Reguillo “los jóvenes saben que la sociedad no reserva lugar para ellos”, dejan como único espacio de veracidad al “ahora”.[3] Intentando calificar lo expuesto por Reguillo se expone a continuación un ejemplo de un joven que comenta: “Toda mi generación está tatuada, a nadie le va a importar cuando seamos grandes que tengamos tatuajes.” En otras palabras Rossana Reguillo,  pretende mostrar que los jóvenes no están pensando a fututo sino que solo están actuando y pensando para vivir el presente.
Para algunos sociólogos esta situación resulta “delicada”. Pues parten de la idea que anteriormente los individuos construían una identidad alrededor de un mercado de trabajo y de campos que generaban horizontes de vida... “lo delicado del asunto” reside en lo dificultoso que se ha convertido la búsqueda de identidad, por factores como la globalización y la crisis económica mundial, entonces este es el punto donde aparece el  tatuaje, intentando reforzar esa búsqueda de la identidad de cada sujeto.
Esta búsqueda de identidad está llevando al ser humano a dar vueltas sobre el mismo eje, pues como lo explico Mike Ness, músico de la banda Social Distortion: “Ya no hay rebelión en tener un tatuaje”. Ahora pintar el cuerpo solo se limita a seguir estereotipos y modas. Respecto a lo anterior Giddens escribió: “Somos responsables del diseño de nuestros propios cuerpos, y en cierto sentido, nos vemos forzados a serlo cuanto más postradicionales sean los ámbitos sociales en los que nos movamos”.[4]

Foto: 710 Guns

Moda, rebeldía, arte, pasión o sea cual sea el calificativo con el que se pretenda designar el tatuaje, es innegable que el arte no se limita a pintar un papel, el cuerpo puede ser una buena tela. La piel es un lienzo. Y para quienes así la consideran, el interés reside en la belleza de las formas, los colores y los diseños que se pueden aplicar
García Canclini explcia estos eventos por medio de las  “Culturas Híbridas”,  las cuales hacen alusión a una época en la cual el arte ya no se encuentra sólo coleccionada en los museos u otros sitios destinados a ese fin , sino donde podemos verla en las calle estampada en la piel de las personas.
La práctica del tatuaje se apoya sobre dos ejes: la identidad y el procesamiento de distintos duelos que se atraviesan a lo largo de la vida. Castrillón Simmonds y Velasco Cajiao escriben: “El joven, al descubrir su propia valoración como persona humana, puede presentar, al tratar de afirmar su yo, diferentes formas de conducta entre las cuales la más importante es la rebeldía, que no es sino el afán de integrarse al mundo social de los adultos; por eso, una de las notas características de la adolescencia es indudablemente su tendencia a presentar conductas de oposición, frente a los valores tradicionales, sociales o familiares”.[5]
La socióloga Alcira Argumedo plantea una interpretación sobre los ejes en lo que gira el tatuaje: “Que los tatuajes sean una moda entre los jóvenes tiene que ver con la pertenencia. Esta tendencia viene a suplir la carencia de proyectos colectivos que los inserte en la sociedad”.[6] Pero un tatuaje se halla además, dentro de las referencias identificadoras que simbolizan la pertenencia a cierto fragmento de la sociedad, con sus propias motivaciones, gustos y creencias; que desarrollan un factor diferenciador entre unas personas y otras.
Para concluir es importante resaltar que existen infinitos repertorios culturales, entre los cuales encontramos la práctica de los tatuajes con su infinidad de interpretaciones. El individuo que lo elige, se apropia de una costumbre popular pero le da su significado personal. Pertenece al “grupo de los tatuados” pero con su propio y único tatuaje.



[1] Rincón, Omar: “Culturas mediáticas”. P.31.
[2] Giménez, Gilberto. “La cultura como identidad y la identidad como cultura”. Cap 2.
[3] Reguillo, Rossana entrevistada por Analía Roffo. “En América Latina los jóvenes están viviendo en guetos”. [En línea]. Disponible en: http://www.propuestaeducativa.flacso.org.ar/archivos/entrevistas/28.pdf
[4] Mike Ness, entrevistado para Rockabilly.
[5] Castrillón Simmonds, Eulalia y Velasco Cajiao, Olga. “El análisis de la percepción del cuerpo por los adolescentes en el mundo actual”. Facultad de Ciencias Naturales Exactas y de la Educación de la Universidad de Cauca, Colombia. 1999.
[6] Argumedo, Alcira, citado por Ulises Rodriguez. “Tatuajes: la moda que quedará para toda la vida en la piel”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario