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Tomado de: http://gestiocriticos.files.wordpress.com/2010/02/20978_104711742889148_100000509695897_127708_4862976_n1.jpg |
Colombia, el “país del sagrado corazón” a pesar de tener a la madre Laura
Montoya como su primera santa, sigue sin ser un país que cumpla a cabalidad
“los mandamientos”, elementos sobre los que se fundamenta la religión católica,
pues la muerte, el robo, las mentiras y la avaricia continúan gobernando los
territorios del país. Lo paradójico del asunto es que estos “pecados” han
permeado las diferentes instituciones y ramas encargadas de llevar las riendas
del país, que supuestamente son las que deben encaminarnos por el camino del
progreso y del desarrollo en todos los ámbitos de la sociedad.
Por estos días la crisis de la salud en Colombia ha sido un tema muy
tratado por el “cuarto poder”, por tanto, diarios, noticieros y revistas se han
encargado de “mostrarnos” la situación crítica que se vive en estos momentos.
Por otro lado, personalidades como el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro han calificado la salud del país, no como un
derecho fundamental, sino como una mercancía donde literalmente mueren cientos
de colombianos y colombianas para que los propietarios de las EPS y las IPS
puedan continuar enriqueciéndose.
Como pretender camuflar la culpabilidad de la ley 100 de 1993 en esta
crisis. Ley que se encuentra “muy bien estructurada”, con cerca de 289
artículos, con más de 100 parágrafos y con diversos capítulos a través de sus páginas,
páginas que solo se encuentran cubiertas de facilidades para que se abuse de la
ciudadanía. La ley 100 fracasó y la salud en Colombia va en caída libre y a
punto de tocar fondo.
El pasado 2 de mayo el vicepresidente de la República, Angelino Garzón,
hizo fuertes críticas acerca de las muertes de varios menores que se presentaron
a lo largo y ancho de todo el territorio nacional, al parecer por negligencia
médica. Garzón dijo que: “La falta de atención médica oportuna se
convierte en maltrato físico al dejar que su estado de salud empeore, y
en maltrato psicológico para sus padres al no brindarles la información
necesaria para saber si el estado de salud va a mejorar”
Cabe recordar pues que el derecho a la salud no es solo un derecho
consignado en la Constitución Política de Colombia, si no que se convierte en
un derecho internacional avalado y respaldado por la UNICEF. Si el futuro se
construye con y desde nuestros niños, el futuro de Colombia se encuentra
cubierto de una espesa neblina que no nos deja ver que pasará en los tiempos
venideros.
La crisis de la salud en Colombia se ha estado extendiendo a una velocidad
similar a la pandemia mundial de la gripe A (H1N1) de los años 2009 y 2010.
Ahora el caos ha tocado las puertas de las instituciones penitenciarias. Las
EPS encargadas de prestar los servicios de salud en las cárceles han fracaso en
el intento de llevar bienestar a estos lugares y por su parte el servicio
prestado solo ha acabado con vidas en vez de salvaras, ni médicos, ni
medicamentos se vislumbran por los pasillos de los 142 penales y cárceles del
país. Con más de 1300 tutelas impuestas y falladas los presos intentan hacer
cumplir sus derechos, pues ni las quejas de sus familias ni de la Defensoría
del Pueblo han sido suficientes para dar solución a estos inconvenientes.
Ahora se nos viene encima la reforma a la salud del Gobierno Santos, que no
es que pinte muy bien que digamos, pues personalidades como el ministro Alejandro Gaviria creen que: "En Colombia no hay una crisis de salud
pública ni tampoco hay una crisis de prestación de servicios (…) Existe, sí,
una crisis financiera…”.
Después de aseveraciones de esta índole solo puedo sugerirle al gobierno
una cita urgente con el oftalmólogo para que “vean” la realidad del asunto,
pero eso se va a demorar porque pedir citas en las EPS está siendo igual de
complicado a la construcción de la Muralla China. Gaviria también asegura que los recursos de las EPS
no alcanzan, para cubrir las necesidades la población, pero curiosamente
mantiene un régimen que le quita a la salud sumas enormes con las ganancias de
las EPS y las aseguradoras, porque estas cobran por la administración de los
recursos y, además, hacen grandes utilidades echándose al bolsillo los recursos
públicos que deberían gastarse en la salud de la gente.
Otro de los puntos que preocupan de esto es la idea del gobierno Santos de
eliminar las tutelas en la salud, el único mecanismo por el cual cientos de
ciudadanos y ciudadanos han podido acceder a este derecho
La reforma ya da sus primeros pasos y ha entrado en
funcionamiento la EPS-mixta Savia Salud, ya
solo queda esperar que logre menguar un poco el caos que se vive en el sector
de la salud y que esta reforma si sea una posible solución al problema, y no un
factor generador de mas irregularidades en el interior de las EPS e IPS
colombianas. Solo queda la esperanza, y como lo dijo Khalil Gibran: “Por muy larga que sea la tormenta, el sol
siempre vuelve a brillar entre las nubes.” Ojala que en Colombia el sol
pueda volver a brillar rapidito, aunque ya van más de 20 años de tormenta y
nada que escampa…
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